Daily Archives: 12 de septiembre de 2020

MADUREZ

He descubierto la naturaleza del poder de la edad. Parece que al fin he comprendido el por qué de todas las palabras que rodean la madurez: seriedad, serenidad, sosiego, comodidad, resignación, paciencia… son parte del grupo de palabras que siempre relacionamos con esa etapa de la vida.
Es verdad que la vida pesa y su influencia tendrá, lo cual también me da una idea del por qué de que cuanto más mayor te vas haciendo, al paso de los años, el cuerpo se va curvando, encogiendo y es que con los años, es tanto el peso que se ha soportado que tan solo una estructura de acero u hormigón soportaría erguido semejante sobrecarga. Pero aunque el tiempo, la edad y la vida nos vaya transformando en seres que apenas podemos reconocer, si cerramos los ojos y escuchamos atentos nuestro silencio, se pueden escuchar los sonidos que creemos olvidados, o mas bien, apartados de nuestra consciencia, y descubrir agazapado en un casi invisible rincón de nuestro interior ese yo que aún retenemos sin saberlo, ese yo que nos es familiar y que reconocemos como parte de nuestra vida que, como la espuma del mar, representa la bravura, la espontaneidad, la frescura, la irresponsabilidad y su intrepidez, la fiereza, la vehemencia, el ardor y la inconstancia, y que está ahí para recordarnos lo que fuimos, lo que somos y cuyo vínculo nos da la oportunidad de ser.
A veces, ante el estrépito del devenir de los días, atropellamos esos silencios para no encontrarnos con lo que fuimos o quisimos ser y así acomodar el maduro presente a una existencia resignada y brumosa que mitigue el dolor que causa el calendario de nuestra vida cada vez que arrancamos las hojas que contienen nuestros años. Por eso la resignación va domando nuestro carácter guiándolo por veredas más llanas y transitadas que no entrañan riesgo alguno, pero que por eso mismo son sendas carentes de sorpresas, de emociones que espoleen nuestro existir.
He conseguido apreciar que el verdadero secreto reside en encontrar la combinación natural entre el antes, el ahora y el después, y asumirlo con la misma sencillez con la que el mar muestra la composición de su esencia, infantil en sus juegos con la arena, joven en la pasión de su oleaje y maduro en su calma mar adentro… Y con ello he comprendido también el por qué de mi irremisible atracción por el mar, ya que en parte representa la natural asunción de la vida y su transcurso.