DEJA QUE SANGRE

Deja que sangre el dolor
como las aguas de un río
convirtiendo cuerpo y alma
en un recipiente vacío.

Que se ahoguen los susurros
o que los consuma el frío
del silencio en que envolvimos
todo lo que no dijimos.

Piedras que van forjando
un largo y sinuoso camino
hacia un norte y que, quizá,
confundan nuestro destino.

Arrastramos muchas sombras
en un viaje clandestino
que no puede compartirse,
por temor a que se pierda
todo aquello que vivimos.

Tras la niebla

Idoia Mielgo Merino_firma

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