Qué lenguaje viaja oculto en la fragancia liberada tras el derrumbe del día que cala nuestros sentidos y desata un rumor antiguo donde la entraña se hace tierra se hace campo, se hace arboleda, rescatándonos de nuestro encierro.
Y mientras la luz se apaga tierra, campo, arboleda se refrescan y se ungen de esencias ignotas, en espera, —quizá—, del retorno de la luna, perla que engalana las noches.