Tag Archives: distancia

NUESTROS RECUERDOS

Los recuerdos son esos instantes que vuelan a esconderse cuando el alma percibe que quedarán enredados por siempre entre los hilos que van completando el tejido de nuestra memoria. Sobrevuelan siempre cuando la atmósfera lo permite. Si la circunstancia es adecuada se precipitan, empujándose unos a otros, sin dar tiempo a nuestra carne, a nuestro corazón, a nuestras entrañas a asimilarlos, a ordenarlos y limitarlos para poder mantener bajo control sus consecuencias.
Los recuerdos pueden ser bálsamo o veneno. Cuando se lleva la piel marcada, son sal que se arroja sobre cada herida. Sal que se va diluyendo lentamente fundiéndose con el torrente que cada pulso arrastra en una agonía interminable.
Te vas y toda yo sufro una fractura. Arrancas una parte de mí, tú. Y quedo lesionada, desgarrada en infinitas cisuras que te invocan, con un dolor sordo, en cada bocanada de aire que mis pulmones buscan para sobrevivir.
Y cada rastro que has dejado en mí trae un recuerdo. Imágenes que me hostigan sin compasión, que descomponen mis latidos liberando una ansiedad atronadora.
Cuando comparto tus recuerdos, que se mezclan con los míos, juguetean unos y otros arrojándose a un bailoteo travieso que lo mismo me arrancan desgajados suspiros, que sacuden mi sonrisa. Tu voz los gobierna. Los trae y los lleva. Y dóciles siguen la cadencia de tus palabras siguiendo tu juego: me provocas, me calmas, me despiertas, me enamoras…
Estoy llena de recuerdos. Llena de momentos. Llena de suspiros. Llena de caricias. Llena de susurros. Llena de risas. Llena de lágrimas. Llena de sueños. Llena de deseos. Llena de sombras. Llena de luces. Estoy llena de vida.

MIEDOS

¿Sabéis? Tengo miedos. Sí, en plural. Muchos miedos. Miedos oscuros, opacos, que no se dejan ver. Miedos acumulados por la edad, por lo vivido y por lo no vivido. Tengo miedos atroces a no poder comunicarme con vosotros, a no veros. Incluso a no tocaros siento miedo. Son miedos permanentes en este tiempo. Me matan los silencios y su maldita distancia.

Vivimos una etapa de incertidumbre total. Vuestras inquietudes me inquietan, vuestros problemas están en mi mente, a veces, vuestra presencia se esconde y las palabras me faltan.

Vuestro es el futuro. Mía es la edad; esa edad que me hunde poco a poco en ese no retorno, pero que permite pensaros en mis sueños. ¡Cómo disfrutaría compartiendo ese futuro y vuestras inquietudes!

¿Sabéis? Sigo con mis miedos.