Ya no habrá ningún sosiego en mi existencia. Las cadenas de la incertidumbre me han secuestrado infectando mi herida. El estruendo y la tormenta han invadido mis noches. Turbulentos sueños poblados de pesadillas se han adueñado de todos los vacíos que yo conseguía llenar con fingidas alegrías. Hoy han quedado desiertos, negros, huecos y resecos cercando y atormentando lo que me resta de vida.