Es mi alma lluvia incontenible, una herida que se derrama, un latido desacompasado, un temblor, un grito.
Estoy herida y culpable, es mi interior invierno, inhóspita y arrasada; soy catástrofe y desaliento y sin embargo estás tú, todo calor, todo confianza y calma, todo bondad y paciencia.
Nunca conseguí ajustarme a tu paso consonante, pero, aun así, me aceptaste, y con todo hoy somos más diferentes que nunca, porque soy tormenta frente a tu calma, porque soy dolor frente a tu amor, porque te vas y yo… te veo partir.