Negro mi mar hoy. Negro como los jirones de mi alma. Negro mi pelo y negros mis ojos.
Lame la arena negra que corrompen mis pies. Bajo un negro cielo cegado de tormentas. Contemplando a lo lejos los restos de mi naufragio. Se obstina la espuma en salpicar mi ánimo, manteniéndose alba a pesar del espectáculo y la afrenta del negro salado de mis lágrimas.
Mi cuerpo depuesto, mascarón de proa que se va perdiendo. Y las olas rugientes que me llaman a gritos, intentando arrancar la negrura que desprendo, agitándose ante mí, estandarte baldío.
Ojala que la brisa se volviese tornado, destruyendo esta imagen, de negro aciago.