SER HORIZONTE

Ser horizonte encendido, ser manantial, agua sedienta, pájaro, nube… en el otoño gris, en el frío invierno, es ser esperanza, alegría que renace, es ser el aire que nos deja respirar en el camino.

A veces, la niebla no nos permite ver y andamos inseguros, con el temor de errar en nuestros pasos, buscando la luz, un horizonte certero que nos guíe. Reconocerlo, tal vez requiere: abrir la ventana, salir a su encuentro, dejarse sorprender por el paisaje y las luces del nuevo día, y andar sin miedo, respirando hondo.

—Más allá de la piel—
Rosa María Marcilla Piquer

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