Cómo duele cuando se rasga
en la distancia el alma
herida por ausencia.
Cada latido va desangrando
todo el sentir
en un dolor hondo y silente.
Las nubes cubren,
en su clemencia,
la huella húmeda
que entre suspiros permanece.
Y son las manos alas heridas
que contra el viento,
a contraluz, siguen buscando.
—Tras la niebla—
