DOMINGO

Acaba la semana. El día se va consumiendo y me llevaré entre las sábanas el sabor de un día más, tranquilo, resignado a poner fin a otra semana en este calendario que no se detiene… Hoy ha sido un día especialmente silencioso, o quizá el silencio se haya avivado en mi interior. Con la sensación de una casa que, tras una celebración, una reunión o una mera comida familiar, se quedara vacía, como hueca.  Y en ese silencio arropo recuerdos que despiertan: de otros sonidos, de otras miradas, palabras que flotan, la memoria que se sacude rebuscando instantáneas que guardamos muy adentro, en los rincones que el alma preserva del paso del tiempo.

Quizá el domingo no sea un buen día para reflexionar. Es un día hecho para detenernos y tomar fuerzas de cara a una nueva semana. Jornadas que nos pondrán a prueba una y otra vez. A lo mejor debería buscar respuestas en los sueños. Podría cerrar mis ojos y rendir mi cuerpo a la «meditación» profunda… muy profunda… muy muy profunda… Buen domingo y buenas noches.

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