EN UN ROCE

En un roce descuidado
prendes el incendio
donde mi piel arde,
y sofocada invoca
tu llama libertadora
al tiempo que, sedienta,
busca hallar equilibrio
en la lluvia de tus labios,
ávida del manantial de tu boca.

Tus manos abren surcos
de donde emerge el delirio
que exalta la razón,
sumiéndola en la inconsciencia
hasta un estado primario, salvaje,
que demanda de ti tu fiereza, tu insurrección.

Y en el motín de los cuerpos,
sin vencedores ni vencidos,
se anclan en el alma,
ternuras inmensurables.

Idoia Mielgo Merino_firma

Tras la niebla

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