Dejamos que habiten entre nosotros aquellos sin alma, sin corazón, sin escrúpulo ni entraña, que viéndote rendido y en el lodo pasan sobre ti sin mirarte siquiera.
Me reitero en la tristeza de ver una cadena de hechos que se repiten como ecos que vuelven con las sombras, sin que seamos capaces de enmendarnos.
Tengo fe en el futuro, pero esa fe consume toda mi energía.