Amor, hay noches duras. Y hoy, esta noche, la presiento más dura que ninguna, por eso te pienso.
Te pienso y cambia mi mundo.
Y te pienso ininterrumpidamente durante las noches de insomnio, en esas horas interminables en que la mente va dando trompicones saltando entre problemas, naufragando de un ensueño al siguiente.
Te pienso y el mundo, por un momento, se paraliza, todo queda al margen.
Contigo entre mis sueños distraigo el desaliento charlando unas veces, caminando otras, amándonos las más, hablando de todas las cosas.
Espero el amanecer de mañana por la inminencia del encuentro, abandonando la negrura que el despertar arrastre. Ahora he de ceder al sueño, caer en este vacío sin tiempo, evitar que se desboque la razón y atropelle al alma.