TÚ EN MIS PALABRAS

Escribir, para mí, siempre ha sido una manera de mantener el equilibrio en un mundo que, a veces, se convierte en un cable suspendido sobre un espacio difícil de transitar. La manera de derramarme cuando el recipiente que soy amenaza romperse.

En el universo de la escritura he sido siempre más yo que en mi propio mundo. La escritura y la lectura me han custodiado durante casi todo el camino que llevo recorrido. Junto a ambos he sido capaz de resistir los embates de la existencia, los cambios de mi naturaleza, el descubrimiento de mis sombras, de mis luces. He compartido con ellas mis amaneceres, mis ocasos, mis inviernos, mis veranos, mis entretiempos…

Escribo por pura supervivencia. Porque late en mí la necesidad de que la tinta recoja mis introspecciones, mis juicios, mis locuras, acogiéndome a una confidencialidad tácita existente entre las letras y yo desde el mismo día en que, al encontrarnos, descubrí que serían mi refugio y ellas aceptaron resguardarme.

El valor de mis letras es el que tienen mis seres querido. Quizá por ello no demasiadas personas han conocido esta particularidad sobre mí. Los afectos suelen ser algo que guardo celosamente en mi interior y que sólo afloran cuando entran en contacto con el destinatario de éstos. Eso sí, cuando brotan pueden llegar a ser de una magnitud, quizá, un tanto arrolladora.

Todo este preámbulo para decir que, lejos de lo que yo siempre he imaginado, deseado o esperado -a pesar de que a muchas personas pueda costarles creerlo-, uno de mis trabajos ha visto la luz. Una salida impulsada por una mano, ajena a la mía, que lo hizo volar al lugar donde las palabras se aprestan a ser liberadas para recorrer mundo.

Así que me encuentro ahora en el momento en que toca responsabilizarme de mis obras, y nunca mejor dicho, en este caso, de mi obra, y presentar en éste, mi espacio, mi poemario «Tú en mis palabras». Un trabajo que tiene, para mí, un significado especial y que espero que ahora que abandona el resguardo de mi ordenador, sea capaz de alcanzar el alma de quien lo lea.

Pues lo dicho, volando libre está «Tú en mis palabras». Buen viaje, que tengas mucha suerte.

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