Busco una evidencia, te busco, porque sé que estás, perdida, lo sé, pero te siento revoloteando en mi ánimo.
Los recuerdos nos atan como lazos inmutables, a veces tóxico que envenena, otras, caricias que confortan.
Con los rigores de un invierno feroz caen sobre mis huesos nuestros ecos, atronando como una furiosa tormenta, liberados en la debilidad de una nostalgia que el tiempo a duras penas contiene.
En mi silencio repican tus bromas, transito las huellas de nuestras cicatrices, y me envuelvo en la calidez de un tiempo que ya no volverá.
Tus canciones me arrastran por torrentes en los que apenas puedo bracear.