Daily Archives: 20 de febrero de 2021

¡TIEMPO!

A veces es inevitable destruir para volver a sentir la fuerza creadora. Hemos hecho un arte del comenzar de nuevo cuando tocamos techo, desde los escombros. La historia no dejará de repetirse: otros rostros, otros paisajes, otras modas… pero siempre nosotros.

La búsqueda del bienestar termina por insensibilizar nuestros sentidos y se nos hace preciso reaccionar, rebelarnos ante el horror de un mundo gobernado por ignorantes del amor, de la paz y de la vida sosegada para quienes el motor del progreso es el ansia de poder, donde prolifera y se venera el caos.

Sin embargo, todo es cuestión de tiempo. Que todo termine, que empiece de nuevo o que, pese a todo, perdure a pesar del día a día. ¡Tiempo…!

Pero amanece de nuevo, cada día, y con ello, una nueva esperanza. Cada jornada la luz renace de la oscuridad para mantener otra dura batalla y yo sigo aquí, y tú, sigues aquí también.

La paciencia tiene su recompensa. Aprender a caminar despacio se hace un ejercicio necesario en estos tiempos de prisas y precipitaciones gobernados por la inmediatez. Fijar en los sentidos el paso de segundos y minutos que forman el tejido de cada uno de nosotros.

No he vuelto a muchos de los lugares en que despedí muchas partes de mí misma. Permanecen ocultos como un tiempo vacío, como si fueran un montón de hojas caídas del calendario. Maleza marchita que va apagando los colores a mi alrededor. Sin embargo, hay días que delatan su esencia, esa fragancia conocida. Y de la mano del tiempo descubro las huellas que permanecen, a la espera de ser reconocidas y aceptadas para seguir avanzando.

Ser consciente de lo que uno es resulta la mejor munición para combatir el desequilibrio en que el panorama actual amenaza sumirnos.

TOMARSE DE LA MANO

Te invito a tomar esta noche un baño de luna,
te invito a pasear de la mano y hablar de lo nuestro.
te ofrezco mi mano y mi pecho,
te ofrezco mi vida de nuevo,
te invito a olvidar el pasado y hacer otro intento.

Estas letras pueden servir de preludio para una invitación así. Pasear de la mano acerca andares y dispone el ánimo para compartir el viaje hacia el que se parta. El destino no importa, sólo el saber que el paso se vuelve más seguro en la certeza de que tienes donde afirmarte cuando los desniveles del camino te hacen titubear. Comenzar una senda que se aparta de la línea esbozada puede ser una hermosa aventura. Atrevámonos a decir: ¡aquí tienes mi mano, es hora de levantar velas!

Yo he descubierto lo que significa caminar uno al lado del otro. El brazo relajado a lo largo de tu cuerpo y la mano en un gesto de espera, confiando, paciente, que arribe a ella. Y se ajusta la mía como si vistiera un guante hecho a medida. Me resulta asombroso que algo tan intrascendente pueda ser capaz de transformar el escenario en el que me encuentre e incluso altere mi forma de caminar, de respirar, de ver, de oír o de oler aquello que nos rodee.

Hay momentos intensos en que tus manos toman y dan. Se muestran exaltadas o generosas. Su tacto muerde mi sosiego sublevando mi sensatez. Su lenguaje es único y se entienden cumplidamente con cada milímetro de mi piel, con cada parte de mi cuerpo donde queda esculpida la huella de su paso.

Y tras la tormenta que desatan, nuestras manos se toman de nuevo. La mía se rinde, extenuada, en un gesto descuidado que otorga la intimidad sin reserva. La tuya la cubre, protectora y serena. No puedo evitar observarlas, quietas, fundidas, y todo mi ser se conmueve ante la imagen de comunión que son capaces de reflejar.

Hay una conversación silenciosa entre las manos que se toman. Un leguaje antiguo que se está perdiendo. Creemos, tú y yo, un movimiento en favor de la conservación de ese acto tan natural.

Juntemos nuestras manos y juguemos de nuevo. Tú serás la brújula, y yo… yo seré el viento.