PRESENCIAS

El tiempo y yo bailamos continuamente. Siempre pendientes el uno del otro. Creo que es un mal endémico de mi naturaleza humana. A veces soy consciente de su paso por la velocidad que imprime a mi realidad, otras, por las riendas que tiran de mí para que vuelva la cabeza.

Quizá sea presuntuoso por mi parte aseverar que él también está pendiente de mí, es mi percepción. La cuestión es que en ocasiones lo tildo de aliado y en otras, de antagonista.

El tiempo… el que he dispuesto, el que me queda… lo quiero todo. Quiero vivir mi tiempo plenamente, quiero aprender a integrarlo en mi quehacer diario, en mis sueños, en mis ilusiones, en mis decepciones, en mis dolores, en mis alegrías.

El tiempo, pensémoslo, no hay que desperdiciarlo, hay que exprimirlo.

Leave a Reply