Sombrías nubes
se amontonan en un cielo herido.
El sol derrama su sangre
en agónico intento
por encender conciencias,
por adelantar la primavera
para que la vida estalle
y se derrame la sensatez
sobre los hechos estériles,
en un mundo que hiberna,
sordo al clamor de los tiempos
que olvidan el pasado
y despeñan el futuro.
La clave está en tejer minutos
en el tiempo presente
que conformen la resistencia
contra esta desgana
que infecta a la humanidad.
