Sombrías nubes se amontonan en un cielo herido. El sol derrama su sangre en agónico intento por encender conciencias, por adelantar la primavera para que la vida estalle y se derrame la sensatez sobre los hechos estériles, en un mundo que hiberna, sordo al clamor de los tiempos que olvidan el pasado y despeñan el futuro. La clave está en tejer minutos en el tiempo presente que conformen la resistencia contra esta desgana que infecta a la humanidad.