Daily Archives: 2 de abril de 2021

EN EL PANTANILLO

                                                                                              A don Federico Valle

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Mis dedos teclean iguales… (acaso contribuyan con sus ruidos a aumentar los fondos de los ruidos naturales).
Las voces se elevan queriendo matizar las aspiraciones de soledad a que obligan los espacios. Cánticos pujantes de fragancia primaveral caen sorpresivamente en la niebla. Los espacios espesan las notas. Labios cerrados por arrugas hábilmente conseguidas. Labios plegados sobre dientes felices. Labios que ríen bajo la opresión tensa del ungido manto de varios tonos (yo rojo, tú azul, él verde, ella gris…). Comienza la lid cromática. Cada color requiere un espacio mayor en la tela. Claro que ninguno quiere sucumbir. Claro que ninguno desea disolverse anónimamente. Y así se sigue, así se camina, así se mira esfumar las blanco-negras hojitas de este calendario que transpira el sudor de un calor intangible.

Alejandra Pizarnik

CLÁSICOS PARA LA VIDA

Es bueno contar, junto a la voracidad propia por la lectura, con un entorno que también sienta la necesidad por nutrirse de libros. He tenido -y tengo- la suerte de contar con personas que son formidables devoradores de palabras que luego comparten, imparten y revelan a quienes quieran degustarlas.

De esa manera, y de mano del más voraz lector que conozco, llegó a mis manos una auténtica joya: «Clásicos para la vida».

El libro comienza con fuerza: Si no salvamos los clásicos y la escuela, los clásicos y la escuela no podrán salvarnos. Con este prólogo Nuccio Ordine, autor del libro, nos invita a descubrir o a recordar a algunos de los clásicos de todos los tiempos, maestros de innumerables generaciones: Platón, Rabelais, Shakespeare, Cervantes, Goethe, Rilke…

Tal y como él dice, se trata de una pequeña biblioteca fruto de un experimento basado esencialmente en una experiencia de lectura.

Este volumen compila una serie de breves citas de clásicos que trata de ser un homenaje a esos clásicos en un momento difícil para su existencia. La lectura de estas citas invita a un ejercicio para evocar un tema relacionado con cada una de ellas. En las páginas de los clásicos, aun a siglos de distancia, todavía es posible sentir el latido de la vida en sus formas más diversas.

Un libro es el mejor regalo que se puede hacer, sinónimo del deseo de enriquecimiento personal. Este libro, que fue un gran regalo, resultó toda una biblioteca de conocimiento y reconocimiento que deseo compartir.

Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal.
Nuccio Ordine
Publicado por: ACANTILADO

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LA ESPERA

La espera es como una puerta cerrada que miramos expectantes. Una puerta en la que se nos pierden los minutos prendidos de un pomo que esperamos ver girar, abriéndose así a nuestra esperanza, a nuestros deseos. Y en ese tiempo vacío se amontonan, a nuestro alrededor, las hojas caídas del calendario; maleza marchita que va diluyendo los matices a nuestro alrededor.

Todo parece detenerse cuando uno espera, y cada segundo se alarga elástico, poniendo a prueba el temple de quien aguarda. Pero una puerta es una puerta y al final… siempre acaba abriéndose, aunque por el fin que le corresponde, después, vuelva a cerrarse.

A veces creo que no soy yo. No soy mi día a día. No soy la rutina ni el poso de lo que va quedando.

Dos esperas que se enfrentan, dos buscadores, un sin fin de sueños… y toda la intensidad que se va posando por aquello que no se entrega. Se cruzan los caminos y se intercambian las cargas.

Esperar sin rendirse es un ejercicio de resistencia. Esperar, esperarte.

PALABRAS

Al volver a casa se sentó frente al televisor apagado. La habitación estaba a oscuras y no había ningún ruido que le molestase. Aquel silencio le hizo recordar las palabras que ella acababa de susurrarle al oído, todavía las escuchaba dentro de su cabeza con tal precisión que parecía que ya no estaba solo. No quería levantarse ni que volviese el silencio, se sentía tan bien que hasta una pequeña sonrisa se formó en su rostro. Apoyó su cabeza en el sofá y cerró los ojos. Era tarde y estaba cansado, pero no quería dormir porque sabía que el sueño le arrebataría lo poco que le quedaba de ella. Después de unos minutos se levantó, se puso el pijama, se lavó los dientes y se metió en la cama. Al apagar la luz y recostarse volvió a escuchar de nuevo aquellas palabras en su cabeza, volvió la sonrisa a su rostro y se quedó dormido.

Mr. Mckenzie