UN ESCUCHAR

Ven, acércate, quítate el pelo de la oreja que te quiero decir algo. Será bonito y agradable de escuchar y te lo diré muy bajito, será casi imperceptible para el oído humano, pero te llegará. Pondré mis manos alrededor, para que el eco te lo repita cuantas veces quiera hacerlo y para que sean más nítidas mis palabras, más claras, mejores si cabe. Eso es, ya huelo a ti; me gusta tu pelo en mi cara, tu piel cerca de mí. ¿Preparada?, bien. Lo que voy a decirte es sencillo y breve. Es un disparo al corazón y sé que me resultará fácil hacerlo porque eres tú, porque confió en ti y porque me apetece que lo sepas. Mis labios en tu lóbulo. Te lo voy diciendo muy despacio …… Ya está. Sólo te pido que, como todo lo nuestro, quede entre nosotros.

Mr. Mckenzie.

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